jueves, 28 de abril de 2011

EL PALACIO REAL DE VALENCIA , ¿RESUCITA?

El Palacio Real de Valencia, desde el Puente del Real (figuración virtual)

Hace tiempo que un grupo de investigadores de la UPV realizaron una recreación visual de como sería el antiguo Palacio Real de Valencia, encajándolo en la trama urbana de hoy. Este es el resultado: una interesante visión realista del edificio visto desde el puente ensanchado en los años 70 y con el moderno edificio de la Pagoda asomando al fondo.
  
Ubicación del Palacio Real de Valencia en la vista de la ciudad de Anton Van Wynngarde (S.XVI)
El Palacio surgió en el S. XI como quinta de recreo y descanso para los reyes árabes de la Taifa de Valencia.  Los monarcas cristianos que les sucedieron, lo fueron ampliando y mejorando, siendo el resultado una construcción de formas un poco heterogéneas, por el añadido de diversos cuerpos. El Palacio sirvió como residencia de los virreyes de Valencia y Capitanía General. En 1810, ante el avance de las tropas napoleónicas, temiendo que se usase el Palacio como bastión contra la ciudad, los mismos valencianos decidieron derribarlo, lo que no sirvió absolutamente para nada.

Una atractiva aguatinta del S. XVII, que muestra el conjunto del Palacio, el puente y el convento de San Carlos, actual museo de Bellas Artes
Tras el derribo, los cascotes se apilaron formando la conocida "Montanyeta d'Elio", en los jardines de Viveros. El Palacio dió nombre a toda la zona (el Llano del Real) y al puente (Puente del Real).   En 1987, durante la realización de las obras de un colector en la muy transitada calle General Elio, aparecieron los restos del palacio. Tras su estudio y en medio de una agria polémica, se decidió cubrirlos con arena y volver a enterrarlos.

Vista de la fachada del Palacio Real.

Hoy conocemos con exactitud como era el palacio, gracias al reciente descubrimiento (2007) en París de unos planos del mismo, realizados en 1802. Estos planos fueron parte del botín saqueado por las tropas napoleónica. Fueron llevados a Francia, donde permanecieron ignorados hasta hoy.
Maqueta del Palacio Real
En esta maqueta podemos observar los dos cuerpos principales del Palacio. A la izquierda el Palacio Viejo, correspondiente a la ampliación que los reyes de Aragón y Valencia hicieron de la antigua almunia musulmana. Conserva un claro aspecto de fortificación medieval. El Palacio Nuevo, correspondiente al conjunto de la derecha, que se articula entorno a dos patios y corresponde a las ampliaciones realizadas posteriormente . En el S.XVII se realizó una gran transformación interior y exterior, para eliminar el caracter excesivamente gótico.

El Palacio siempre conservó su aspecto de fortaleza, ya que al estar fuera del recinto amurallado de la ciudad, era vulnerable a los ataques, como lo prueba el que en 1363 fuera incendiado por las tropas castellanas, durante la Guerra de los dos Pedros. Popularmente se le conocía como el Palacio de las 300 llaves en alusión al supuesto numero de habitaciones  con el que contaba.

Infografía del Palacio Real de Valencia

                                                                 JOSE PAYA ZAFORTEZA

domingo, 24 de abril de 2011

¿POR QUÉ SE ESTROPEAN LOS CUADROS ANTIGUOS?

Tiziano: Sísifo
Ante un  cuadro de Tiziano o Velázquez, nos gustaría pensar que la superficie que vemos es exactamente igual a la que vio el artista cuando le dio su última pincelada. Lamentablemente, aun en el mejor de los casos, es imposible que un cuadro se mantenga sin alteraciones durante trescientos años. Por muy bien se haya conservado, hay toda una serie de cambios físicos y químicos que causan el envejecimiento y la degradación de los cuadros. ¿Qué los provoca? ¿Por qué se estropean los cuadros antiguos?

Pues hay multitud de causas, pero descartando las mas accidentales como el fuego, la lluvia, golpes, etc, una pintura antigua inevitablemente se acaba degradando por:

El oxígeno de la atmosfera: Todo lo que hay sobre nuestro planeta, en contacto con la atmósfera, sufre una  reacción química, llamada oxidación. Nosotros nos oxidamos, los metales se oxidan y los componentes de las pinturas,por supuesto que se oxidan. A esto lo llamamos envejecimiento. En los cuadros, esta oxidación produce el amarilleamiento y oscurecimiento de los barnices de protección y del aceite que aglutina la pintura al óleo. También ocasiona la pérdida de la consistencia y elasticidad original del tejido del  lienzo, que se vuelve frágil y quebradizo.  

Afortunadamente, retirar una capa de barniz oxidado y sustituirla por otro nuevo es una operación relativamente sencilla para un restaurador.  Aquí vemos diversos ejemplos de oxidación y amarilleamiento  de barnices, evidenciada por la limpieza posterior

El oxígeno también causa la corrosión de los clavos de hierro que unen el lienzo con el bastidor de madera. Esta se trasmite a la tela alrededor de las cabezas de los clavos, deshaciéndola.

Aspecto que presenta el reverso de una pintura al óleo del S. XVIII. Se puede ver su aspecto envejecido y quebradizo, la acumulación inevitable de polvo y restos de hongos en la parte superior. También los bordes aparecen dentados por los orificios causados por las oxidaciones de los clavos de unión al bastidor.

La radiación ultravioleta presente en la luz también acelera los procesos de oxidación y amarilleamiento de los barnices. La luz además, decolora los pigmentos y veladuras, haciéndoles cambiar de color, que a veces llega desaparecer del todo. Técnicas como  la acuarela y el pastel son muy sensibles a la decoloración, estando siempre en los museos en con una iluminación muy atenuada.

Ejemplo clásico de decoloración de las pinturas, que hacen aparecer un arrepentimiento de Velázquez:  Inicialmente la pata del caballo estaba colocada en otra posición

También afectan mucho los cambios y excesos de temperatura y humedad: mucha humedad ambiental provoca una dilatación de los lienzos y favorece la aparición de hongos. La sequedad y el calor, por el contrario, causan la contracción del lienzo y si llegan a ser excesivos, lo vuelven quebradizo. Durante siglos todos los cuadros han sufrido este “estiramiento” y contracción constante de la tela por el simple paso de las estaciones de invierno a verano. Cada dilatación de la tela produce una grieta o fisura en la superficie, que al cabo de los años acaba surcada por toda una red de fisuras, llamadas craqueladuras. Si el proceso es muy acentuado, las escamas de pintura empiezan a levantarse y finalmente se caen.

Diversos tipos de craqueladuras en la superficie de un cuadro.

Las técnicas artísticas mal empleadas: Hay pintores que en su momento emplearon un exceso de aceites en sus lienzos, lo que los ha vuelto más oscuros con el tiempo. Otros usaron para las sombras colores a base de betún, que acaba causa un craquelado inevitable.  

Un cuadro de El Greco, tras su restauración
Por último, no hay que olvidar que la más importante causa de degradación de las pinturas somos nosotros mismos, el ser humano. Las mutilaciones, repintes y tratamientos de restauración mal efectuados a lo largo de los siglos, son una constante, así como nuestra propia acción vandálica. Pero eso ya será tema para una  nueva entrada.

Tenemos que asumir es que nunca podemos pretender es ver un cuadro antiguo con el aspecto que tendría si se hubiera pintado ayer. Toda el proceso de envejecimiento, realizado a lo largo de los siglos, le confieren al cuadro una pátina y una prestancia de bien antiguo, que le dignifica y es consustancial a él. Pretender "dejarlo como nuevo", es imposible y además en el intento pondríamos en peligro elementos como las veladuras, que son parte insustituible de una pintura antigua. Como decía Goya: "también el tiempo pinta".

                                                           ENLACES DE INTERES:

Ejemplos de procesos de restauración de pinturas sobre lienzo:Gaia, ejemplos de pintura restaurada
                                
                                                       JOSE PAYA ZAFORTEZA

miércoles, 20 de abril de 2011

MAMA, YO DE MAYOR, QUIERO SER PROFESOR DE LA FACULTAD DE BELLAS ARTES


ALGUNOS RECUERDOS CURIOSOS DE LA FACULTAD

Como antiguo alumno de la Facultad de Bellas Artes, he comprobado muchas veces que no hay trabajo mejor pagado  ni más cómodo que ser docente en una institución artística pública superior: dígase una facultad de Bellas Artes, una Escuela de Diseño, etc.. Frente a una mayoría de gente entregada a su clase, la singularidad de la enseñanzas artísticas también permitían la presencia en los claustros, de figuras y personajes cuyo grado de desfachatez, rondaba lo prodigioso.

Un profesor de una facultad como Derecho o Medicina, en sus horas lectivas, debe de  impartir su clase. Eso significa que está obligado a plantarse físicamente delante de sus alumnos, y con mayor o menor fortuna, durante una hora o dos, realizar una exposición.  El de Bellas Artes, pues no. Así, un docente de Pintura, al comenzar la clase realizaba una propuesta de trabajo, daba un ligero vistazo para ver que todo estaba más o menos en orden y luego, pues simplemente desaparecía. Al bar, a su despacho, la calle, el gimnasio, no se sabía… Con suerte, volvía a las dos horas y tediosamente, realizaba una corrección de los ejercicios. También podía ser que ya no volviese. Ni ese día, ni el siguiente ni el otro. A veces hasta quince días. Tanto abandono primero te desconcertaba, luego te acostumbrabas y finalmente te acomodabas.

Algunos  profesores, como un antiguo director del Museo de Bellas Artes, realizaron la hazaña de no aparecer ni un solo día en todo el curso. Es de suponer que el docto prócer encontraba degradante descender a dar clase a sus alumnos, para los cuales era una presencia etérea y fantasmal, nunca vista ni presentida.

Sin embargo, llamaba la atención que tanta disposición de tiempo libre, no generase regocijo ni felicidad a sus disfrutadores, sino una expresión de hastío y tedio permanente, que desorientaba al personal.

Otros profesores, invocando su muy respetable negativa a coaccionar la sagrada libertad creativa, no realizaban propuesta ni corrección alguna durante todo el curso. Se limitaban a pasar de cuando en cuando, musitando “muy bien, muy bien” a todo y a todos. Así durante  nueve meses. Ni una sola corrección, ni un gesto. Siempre todo bien. El resultado: nulos conocimientos adquiridos.

Luego estaba el sector conspirativo, que en apasionadas asambleas de bar (invariablemente en horas lectivas, por supuesto) maquinaba la próxima defenestración del decano y su funesto equipo directivo. Los reconocías por su mirada a la vez expectante y torva. Al cruzarse contigo parecían evaluar si eras "de los suyos", "de los otros"  o es que no eras de ninguno, so tonto perdido...

Lo que desde luego todos compartían era un absoluto desinterés por el alumnado, que vagaba desencantado por los pasillos, tratando de abreviar el máximo posible su estancia en aquella facultad donde se supone, debían haber disfrutado de unos estudios muy vocacionales. 

                                                   CONTINUARA

                                                JOSE PAYA ZAFORTEZA

viernes, 15 de abril de 2011

MIRA QUE TODAVÍA PUDO SER PEOR


PROYECTOS URBANOS PARA VALENCIA, QUE AFORTUNADAMENTE NO SE REALIZARON

El periodo comprendido entre 1940 y 1980, se considera a nivel urbano, como una época desafortunada para Valencia. El desarrollismo desaforado, la especulación y la falta de aprecio por los elementos históricos que todavía mantenía la ciudad propiciaron la ruina y desaparición de incontables edificios y valiosos entornos monumentales. Con todo, todavía pudo ser peor, si se hubieran llevado a cabo muchos proyectos que se planificaron y que afortunadamente no se realizaron. Hoy, con alivio, revisamos algunos:

1º- LAS AUTOPISTAS SOBRE EL VIEJO CAUCE DEL RIO TURIA
Una aberrante figuración del proyecto, aparecida en un periódico local.
Pocos proyectos han cambiado la calidad de vida y la percepción y aprecio que los valencianos sentimos por nuestra ciudad, como el Jardín del Turia. Sin embargo, lo que hoy es uno de los orgullos de la ciudad, estuvo apunto de convertirse en una autovía, que con su alta densidad de tráfico, que hubiere añadido mas congestión y contaminación a la ciudad. En una época en la que se primaba ante todo el uso del coche como solución a la movilidad dentro de la ciudad, se identificaba que cuanto  más coches hubiera en la calle, pues más modernos éramos y más progresábamos. En 1971, el Ministerio de Obras Públicas propuso y planificó transformar el viejo cauce en una gigantesca autovía, que sería el final de al autopista de Madrid a Valencia, llegando hasta el mar.  A lo largo de los dos años siguientes se produjo una gran campaña de protesta, lograndose que se paralizara el proyecto. Finalmente, con la llegada de la democracia, el estado cedió la titularidad del suelo a la ciudad, posibilitando su futura transformación en zona verde.
El Jardín del Turia, hoy.

La maqueta del proyecto de la autovía, algo más depurada, que incluía algunas zonas verdes y una estación de tren al final del cauce

Plano de la Autovía del Viejo Cauce

Otra vista del proyecto de autovías.

2 -  LA PROLONGACIÓN DE LA AVENIDA DEL OESTE

Planificada por Javier Goerlich, la Avenida del Oeste correspondía al planteamiento defendido por este, por otro lado brillante arquitecto, de renovación de la ciudad rasgando su centro histórico con amplias avenidas que lo cruzaran en diagonal. Era un planteamiento que modificaba radicalmente la trama urbana de la ciudad, ya ensayado con éxito en la plaza del Ayuntamiento. La avenida se realizó desde la Plaza de San Agustín hasta el Mercado Central. Desde aquí debía de haber continuado atravesando y triturando el Barrio del Carmen hasta llegar al río. Sin embargo, las dudas ante el riesgo que eso entrañaba para conjuntos como los Santos Juanes y la creciente indignación entre los valencianos por un proyecto que mutilaba de forma irreversible el centro de la ciudad, causaron su paralización. Hoy es una avenida inconclusa que se enfrenta al  reto de encontrarle un sentido a sí misma. Es de esperar que con la finalización de las obras de la plaza Ciudad de Brujas y la reordenación del tráfico de la zona, mejore su uso y sentido. 

Vista de la avenida proyectada, en dirección al río.



El barrio del Carmen, por el que debería de cruzar la avenida, sustituyendo su tradicional edificación por otra racionalista, doblando en altura y densidad. 

Otra vista de la avenida, desde la plaza de San Agustín.

3º -LA REFORMA DE LA PLAZA DE ZARAGOZA

Un proyecto de reforma de 1914
La Plaza de la Reina o de Zaragoza, es un conjunto que no acaba de encontrar su urbanización adecuada. Su posible peatonalización se ve penalizada por la presencia del parking subterraneo que obliga a mantener el tráfico en buen aparte de la misma. Es una plaza que todavía está esperando el proyecto definitivo que le permita dar todo lo que puede de sí. Ampliada poco a poco durante todo el S. XX, se fueron proponiendo varios proyectos para su reforma, que no cuajaron.
La plaza en la actualidad. Obsérvese la presencia del tráfico en las vías laterales, cuyo único uso práctico final es servir de aparcamiento, estrechando la zona peatonal.
En los años 50 se realizó un concurso de proyectos para la plaza, de los que afortunadamente, ninguno se llevó a cabo:
Un proyecto de los años 40, que preveía derribar toda la edificación original para sustituirla por monótonos edificios 

Proyecto en estilo escurialense, que le hubiera conferido a la plaza una severidad y un rigor excesivos, completamente alejados del  sentir local, mucho más flexible.

4º - LA PROLONGACION DE LA CALLE DE LA PAZ

Javier Goerlich ha sido uno de los arquitectos que más han marcado y definido el centro de nuestra ciudad. Tuvo grandes aciertos, como toda la reforma de la plaza del Ayuntamiento, pero también realizó proyectos que hoy en día nos ponen los pelos de punta. Uno de ellos es este que preveía la prolongación de la calle de la Paz. Este preveía el derribo de la iglesia de Santa Catalina, cuya torre se quedaba plantada y solitaria en medio de la calle, rodeada por el tráfico. También se eliminaban bloques enteros de fincas en estilo ecléctico y modernista hoy son de las que más sabor le dan a la zona, para ser sustituidas por edificios de corte racionalista.
Uno de los proyectos más chocantes es el de el gran arquitecto Javier Goerlich. Véase la torre de Santa Catalina, aislada en medio del tráfico y la prolongación de la calle hasta la Lonja.

Vista de la zona afectada por la prolongación de la calle de la Paz

La prolongación de la calle continuaba por aquí, derribando edificios e iglesia, quedando la torre aislada en medio del trafico.
5º - LA NUEVA BASÍLICA DE LA VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS

En los años 30, se propuso este delirante proyecto, que hubiera dotado a Valencia de una cúpula, que ya la quisiera para sí la Basílica de San Pedro. Obsérvese en el proyecto, como deja completamente empequeñecidos al Micalet y a la actual Basílica, que queda visualmente aplastada por la nueva. La llegada de la República y la posterior Guerra Civil frenaron el proyecto. Cuando más adelante se quiso continuar, el descubrimiento de todo tipo de restos arqueológicos en el solar previsto, acabó paralizándolo definitivamente. Hoy en día, donde se iba a construir la Basílica, se encuentra la Plaza de la Almoina, bajo cuya superficie hay un museo que conserva  todos los vestigios arqueológicos.

Figuración de la época en la que se puede ver el tamaño de la Basílica

La futura nueva Basílica
La Plaza de la Almoina, hoy. Bajo la la lámina de agua, se observa el conjunto arqueológico.

6º-  LA TORRE PORTA COELI

Este proyecto contemplaba la instalación de una torre de telecomunicaciones superpuesta al Micalet, junto con un ascensor exterior.Todo un símbolo de la modernidad, en nuestra propia tierra. Elaborada con gran lujo de detalles, en realidad se trató de una genial inocentada que un periódico local gastó a sus lectores. El shock que causó su publicación en la ciudad fue absoluto.

Un estudio comparativo de la futura torre con las principales alturas de la zona
El Micalet, campanario gótico de la Catedral de Valencia, que iba a ser objeto de tan peculiar intervención.

Detalle del mirador y el ascensor

Fascinante el conjunto de parabólicas, como remate final del proyecto.

                                                     JOSE PAYA ZAFORTEZA

lunes, 11 de abril de 2011

LA VIDA EN LA CALLE ES DURA


Me llaman la atención los grafittis de Gere. Recuerdan el dicho hobbesiano de "el hombre es un lobo para el hombre". Quizás por eso todos sus personajes tiene un aspecto canino y afilado, dando la impresión de devorarse entre sí.


La regla de oro de un buen grafittero es no ocultar nunca la obra de un compañero. En este caso, no solo no la ocultan, sino que complementan y enriquecen el efecto global del muro. Desde luego, el día que quieran derribar esta pared, van a tener un serio dilema entre conservarlo o derribarlo.


Se distinguen claramente los dos estilos completamente distintos, pero que se enriquecen mutuamente.


La decepción es evidente en este rostro cariacontecido

Esta revisión de oso panda pop a lo Manolo Valdés es bastante peculiar. Suma grandes aciertos estéticos y pictóricos, no siendo el menor el recortarse sobre un fondo muy texturado y trabajado .


Las tribulaciones de unos excéntricos y un tanto histéricos sprays, son los protagonistas de este irónico grafitti de Gere, que no tiene desperdicio.




Gere, otra vez de vuelta a los personajes caninos y lobunos.

Tras un fin de semana en Murcia, este es el resultado de un pequeño paseo por el barrio del Carmen: