sábado, 9 de abril de 2011

COMO SER EL MEJOR FASIFICADOR DE ARTE DEL MUNDO

Una obra maestra. Lástima que sea un falso Veermer, obra de van Meegeren
La venganza es un plato que se sirve frío, debió de pensar Jan van Meegeren, cuando el más reputado crítico y experto de arte de los Países Bajos, Abraham Bredius, tumbó sus imitaciones de Franz Hals. Obstinado, decidió cambiar de objetivo y puso sus ojos en el más prestigioso y complejo pintor de Holanda: Jan Veermer. Con paciencia, a lo largo de cuatro años, desarrolló una exquisita técnica de falsificación de pintura antigua. Esta, unida a su gran talento como pintor, le permitió crear nuevos y "auténticos" Veermers, que entusiasmaron a los críticos en cuanto salieron a la luz. Dado que la obra de Veermer es escasísima, apenas 36 cuadros, cada nuevo "descubrimiento" era muy disputado por museos y coleccionistas. 
Otro exquisito falso Veermer
Un auténtico Veermer
La cuidadosa técnica de van Meegeren pasaba por adquirir cuadros antiguos del S. XVII para conseguir así lienzos originales, hechos en un telar manual y con un envejecimiento  verdadero. A continuación raspaba delicadamente con piedra pómez la pintura original, para realizar la nueva obra. Además de un conocimiento absoluto de la técnica de Veermer, van Meegeren tuvo la astucia de emplear exactamente los mismos pigmentos de la época, por muy costosos que fueran (en especial el azul de lapislázuli). A partir del S. XIX, la mayoría de los pigmentos naturales y minerales fueron sustituyendo por otros de elaboración química. Sabedor de que esto podría facilitar su detección, van Meegeren fue localizando laboriosamente a los proveedores que le pudieran facilitar los antiguos pigmentos y con el grado de molido de la época, ligeramente mas grueso que el actual. Su cuidado llegó al punto de emplear solo pinceles fabricados como los del S. XVII, para lograr un "tacto" y acabado de pincelada idéntico al de Veermer.
Falso Veermer
Compárese con el Veermer original
Para conseguir el endurecimiento del óleo, que de forma natural, tarda cincuenta años, mezcló los pigmentos con el aceite de linaza original, pero añadiendole una resina sintética que aceleraba el proceso. Una vez pintado el cuadro, lo barnizaba con un barniz natural, fabricado exactamente como los de las recetas antiguas. Para obtener el envejecimiento, horneaba a 120º y pasaba la pintura por un rodillo para causarle el craquelado. Por último, procedía a su patinado mediante tinta china y varios productos químicos. El resultado: espléndido. Pronto la aceptación y el alborozo que causaban sus periódicos "descubrimientos" (van Meegeren se hacía pasar por marchante de arte), le permitió llevar una vida de lujo. Tuvo además la satisfacción de ver como el viejo y reputado Bredius, el experto que anteriormente rechazó sus falsos Franz Hals, se maravillaba y autentificaba cada uno de sus Veermer.
Dos falsificaciónes de Pieter de Hooch


Pronto dedicó su "atención" a otros pintores de la época, como Pieter de Hooch y otra vez Franz Hals, logrando esta vez un que sus obras fueran admitidas como auténticas. Todo esto le permitió llevar una vida de lujo, comprarse una casa en Niza y casarse por segunda vez. Desgraciadamente, el estallido de la II Guerra Mundial puso fin a esta epoca esplendorosa y desencadenó los hechos que precipitaron su descubrimiento y triste final.
Izquierda: un Franz Hals original. Derecha un Hals por van Meegeren

Al estilo de Franz Hals


Tras la invasión de Holanda, van Meegeren pensó que si había vendido pinturas falsas a las autoridades holandesas, ¿porque no hacerlo a los nazis? Así que continuó existosamente sus prácticas. Finalmente logró que el mariscal Goering, segundo jerarca de Alemania, le adquiriera una pintura, a cambio de doscientos cuadros holandeses que había confiscado. Ahí vino el desastre. Tras la derrota alemana, la pintura fue encontrada por los aliados, entre las miles saqueadas por Goering. Inmediatamente, van Meegeren fue arrestado y sometido a juicio por colaboracionismo con los alemanes. Enfrentado a la posibilidad de la horca,  decidió confesar. Ante el estupor general, declaró ser el autor de la pintura, así como de muchas otras más. El no solo no había colaborado con el ocupador alemán, sino que además lo había engañado. Tal fue el grado de incredulidad que causó, que pensando que era una estratagema desesperada para eludir la condena, se le obligó a pintar una obra en la cárcel para demostrar sus aseveraciones. Así lo hizo, demostrando su sorprendente capacidad técnica. 

Van Mergeren pintando en la cárcel

Van Mergeren en aquella época

El juicio a van Meegeren.
Pasó de ser juzgado por colaborador a serlo por falsificador. Condenado a un año de prisión,  falleció al poco de un ataque al corazón ya que su salud estaba muy debilitada por sus adicciones al alcohol y a la cocaína.  Mientras esperaba la conclusión de su juicio en Nurembreg, se le comunicó a Goering que el Veermer que había comprado a van Meegeren era falso. Fue la única vez en todo el proceso, que esbozó un auténtico gesto de contrariedad e incredulidad.

Se considera que van Meegeren ha sido el mejor falsificador de pintura del mundo. Estoy de acuerdo, pero haciendo el inciso de considerarlo el mejor falsificador de pintura, "conocido". El mejor de verdad  nunca lo averiguaremos y ahí estará la clave de su éxito. Posiblemente sus obras siguen expuestas y admiradas en los museos sin que nadie sepa que son suyas, manteniendo a su creador en el anonimato. Si van Meegeren no hubiese vendido pinturas a los alemanes, es muy posible que este artículo no se hubiera llegado a escribir nunca. 

                                                        ENLACES DE INTERÉS:

El sitio web de Van Meegeren: http://www.meegeren.net/
Vídeos sobre falsificación de obras de arte: http://www.youtube.com/watch?v=QCmjfwWdxus
                                                    
                                                      JOSE PAYA ZAFORTEZA

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